Una de las razones de la elección de este artista, para analizar su obra y presentarlo al “mundo del arte”, es por la indiferencia que existe con respecto a la producción artístico – visual chilena que lo antecede.
Indiferencia en el sentido en que no existe relación directa con respecto a la producción visual que comprende desde la “escena de avanzada” hasta la producción más reciente. La “escena de avanzada” y la producción visual hasta los últimos momentos de la dictadura militar estuvo marcada por su relación con el contexto sociopolítico de la época (década de los 70 y 80, Golpe de Estado e instauración del gobierno militar), y por ende, de los más variados discursos artísticos e ideológico-políticos desprendidos. Luego, esos discursos no tuvieron validez en el arte de posdictadura, si bien algunos artistas recurrieron a imágenes relacionadas que utilizaron los artistas de la escena anterior, el contenido de sus obras correspondía a otras problemáticas, ligadas a la crítica de la representación, la imagen y la reflexión sobre el arte en general. Pero existe una relación que no es menor, y es que la enseñanza del Arte en esta etapa estuvo a cargo de los principales actores que dieron visibilidad al arte anterior (“escena de avanzada”, vanguardia, etc.), y son precisamente sus alumnos los artistas que dan visibilidad al arte que comprende desde los años 90 hasta lo más reciente.
En la obra de Francisco Bruna no existen indicios, ni formales ni conceptuales relacionados a un contexto político-ideológico ocurrido hace aproximadamente 2 décadas. Y tampoco su obra es una reacción a un contexto socio-político actual.
Para poder determinar con mayor precisión lo que acabo de señalar, ahora nos dedicaremos a revisar la obra de Francisco Bruna y así hacer un análisis con mayor profundidad. Y también debo señalar, que de todas las obras y exposiciones que ha realizado este joven artista, es la última producción la que me llamó la atención y motivó la elección para realizar el presente ensayo.
Sobre su obra
A pesar de su corta carrera, la producción visual de este artista es muy heterogénea tanto en lo formal como también en cuanto a las problemáticas artístico-visuales desarrolladas en cada una de sus obras. Si bien durante en sus estudios se especializó en el área del grabado, la mayoría de sus obras son instalaciones donde utiliza distintos recursos técnicos provenientes de la pintura, la escultura, el grabado y la fotografía. Entre sus principales exposiciones destacan: “Momentos de egresos, umbrales de ingreso” (Agosto 2006, Pinacoteca Universidad de Concepción), exposición colectiva de alumnos egresados de la carrera de artes visuales de la Universidad de Concepción; “Doméstica” (julio 2006, Concepción) exposición individual en Goethe Institute; Exposición “Bosque”, Palacio Cousiño, Santiago, Abril 2008; Exposición “Peritaje de Rigor”, Galería Bech, junto a Diana Navarrete, Santiago, Marzo-abril 2008; Exposición “ni lo uno, ni lo otro”, (Pinacoteca Universidad de Concepción, 2009), junto a Cristián Corral Fernández; Exposición colectiva “Lo que se hereda no se hurta”, Proyecto Martadero de Arte Contemporáneo, Cochabamba, Bolivia, 2009.
Y con respecto a su última producción titulada “Summer Shown”, expuesta en una sala universitaria de la Pontificia Universidad Católica de Chile, nos referiremos a continuación:
Summer Shown consiste en 240 pinturas (óleo sobre madera), en cada una de las pinturas, trabajadas a modo realista, se reproducen imágenes extraídas directamente desde un computador y corresponden a una colección de fotografías subidas por un usuario de facebook. Cada pintura está a escala 1:1, correspondiendo de esta manera al tamaño real de la fotografía vista directamente en el computador.
Sobre el título de la obra, Francisco Bruna señala que las palabras summer shown corresponden a un código para poder ingresar al sitio. No tenía ningún sentido, era una cuestión totalmente aleatoria, podría haber sido cualquier otra palabra, aunque también tenía claro que significa “muestra de verano” en inglés. Según él, esto le ayudaría a dejar más abierta la obra.
En Summer Shown, la disposición de cada pequeña pintura en una de las murallas de la sala de exposición, consolida una reapropiación del espacio, desde la transitoriedad y el carácter fragmentario de las imágenes que circulan en Internet hacia el espacio artístico. Además, el artista añade, “en Summer Shown las jerarquías no existen, las pinturas se expanden aleatoriamente sobre la superficie del muro, apelando directamente al sentido de red que se observa en la circulación de imágenes en Facebook.”
Con respecto a sus referentes artísticos, que de alguna manera inspiraron la realización de esta producción visual y están citados en la obra, señala que: de Tim Gardner, me interesa el tratamiento que hace de situaciones cotidianas a partir del realismo, sobre todo, por las escenas que extrae de fotografías de amigos y de su vida; de Edward Hopper, me interesa como asume la intimidad y la forma como la explora constantemente en sus obras: de Sophie Calle, por sus trabajos que realiza en base a explotar la intimidad o la vida privada al máximo, los trabajos autoreferenciales y de seguimientos a otros individuos; y de Jorge Cabieses, más bien es una cita a su trabajo, la exacerbación del manejo realista en sus pinturas – miniaturas, una estrategia, al igual que en Summer Shown de llevar a la escala 1:1 el tamaño de la fotografía con la pintura.
Con respecto al último artista citado, debo hacer un alcance, puesto que es chileno y anteriormente había dicho que en Francisco Bruna hay una indiferencia hacia la producción artística chilena anterior. Si bien citó la obra de Cabieses, no existe relación en cuanto a las problemáticas investigadas por cada uno de estos artistas. Para tener una idea más o menos general de la línea de investigación y reflexión de Cabieses, cito lo siguiente:
¿Por qué usar pintura y no fotografía? o ¿De nuevo la misma vieja pregunta? Cabieses cita a la escritora norteamericana Susan Sontag y dice que “un modo de encontrar valor estético a estas imágenes es la distancia”. Agrega: “En el traspaso a la pintura hay un maquillaje. En ese sentido, la verdad de la fotografía documental) no tiene que ver con la verdad de la pintura (una carga material que está en la superficie). Dedicarle tiempo a pintar modelos así es obsesivo y totalmente anacrónico, pero también es quitarle a la miniatura lo que está representando, de tal manera que las imágenes de desastres se transforman en un objeto kitsch”.[1]
En otras palabras, lo que hace Cabieses es un intento de despojar lo representacional, lo significante y quizá el signo mismo, de la imagen anterior y transformarla en mera superficie, y esto se haría más evidente al trabajar con imágenes altamente connotativas por su dramatismo. La función de utilizar imágenes extraídas de revistas está dada por ser un medio importante donde circulan y se distribuyen este tipo de imágenes, tan impactantes a nivel mundial, y de paso, plantea un cuestionamiento de cómo nos llegan estas noticias e imágenes en cuanto a su forma, formato y todo tipo de distancias. Y esto permite deducir también, que aquí opera un impulso desconstructivo.
En Francisco Bruna también opera este impulso desconstructivo, pero el interés con respecto a la imagen es claramente distinto, ya que las imágenes utilizadas fueron extraídas de Internet. Y tratando de fundamentar esta elección, señala:
“Facebook, se ha consolidado como uno de los soportes virtuales más visitados en los últimos 2 a 3 años, generando redes de contacto entre los distintos usuarios, que han hecho de este medio una plataforma susceptible de críticas en relación a la exposición constante de la vida privada, así también por las interrogantes respecto de la conformación de amistades a través de un medio virtual. Sin embargo, resulta más complejo visualizar, a partir de las imágenes fotográficas que los propios usuarios suben a este medio, el dilema de la imagen virtual y su aparente fragilidad”.[2]
Trabaja conceptos y problemáticas desarrolladas por Jean Baudrillard y Tomás Maldonado[3], señala que ambos reflexionan respecto de la incidencia de los fenómenos virtuales tanto en la sociedad como en las artes visuales. Ambos autores coinciden en que la bifurcación de las imágenes en un medio virtual incidiría en una desmaterialización de la realidad, donde la conciencia de los nuevos soportes y del espacio incidiría también en la reformulación del individuo, ahora inmerso en este sistema. Y con respecto a Baudrillard en particular, le interesa lo relacionado con la desmaterialización de la imagen contemporánea y sus repercusiones en el arte contemporáneo al inferir en lo que él denomina una transestética, donde todas las imágenes, por banales que sean, pueden ajustarse al campo de la estética. Y estas imágenes “son literalmente imágenes en las que no hay nada que ver, imágenes sin huella, sin sombra, sin consecuencias. Lo máximo que se presiente es que detrás de cada una de ellas ha desaparecido algo. Y sólo son eso: la huella de algo que ha desaparecido”.[4] Esta desaparición a la cual alude, incidiría en la forma de visualizar el mundo, donde todo estaría hecho para no ser visto en profundidad, sino a partir de la instantaneidad de las imágenes desde su carácter fragmentario y fractal. También aquí está implícito el concepto de simulacro, por la aniquilación de todo referente.
Sobre la Importancia de su obra
Otra problemática implícita y que creo que es lo más interesante de su obra, para el arte y su reflexión en general, es lo que trataremos de profundizar ahora. Por un lado, el hecho de convertir en pinturas imágenes provenientes del mundo virtual es un gesto de materializar algo que ya está desmaterializado, esto por sí sólo genera cuestionamientos interesantes, más todavía, si vemos que entra en absoluta coherencia con los conceptos propuestos anteriormente, y además, se desborda hacia otras problemáticas como el de la imagen y su representación, lo público y lo privado, etc.
Acertada es la utilización de la pintura y su formato, sobre todo porque reinstala estas imágenes con todos los recursos y características del arte moderno (pintura, museo y su poder de exhibición), eso sí, existe una clara distinción, si bien la manualidad está presente no existe reivindicación de lo íntimo y/o subjetivo en las imágenes (sólo importa ese carácter matérico de la pintura), ese poder exhibicionista y público sólo es trasladado a otro contexto. De este modo se pone en crisis la representación anterior y su contexto.
Y, creo, que lo más importante que se extrae a partir de todo lo anterior, es que esta obra hace que todo el aparato del museo (como institución moderna) se convierta en mera función (dar materialidad) al servicio de la obra. En otras palabras, la obra no pertenece al museo sino que, en este caso específico, el museo pertenece a la obra, todas las estrategias que conforman el concepto moderno de arte están al servicio de la obra (museo, pintura, exhibición, etc.). Lo anterior, deja latente la idea de que la obra, como producción y reflexión sobre el arte, excede al museo, es mucho más que todo cuestionamiento sobre el museo y su institución. Esto pondría en cuestión tanto al museo como recurso de exhibición y a su vez cuestionaría la virtualidad de internet y de las tecnologías de la información en sus relaciones con el poder de exhibición y desmaterialización de las imágenes. No es una propuesta que vaya en contra del museo y su institución, tampoco de ir a favor del museo en desmedro de manifestaciones o producciones virtuales, del arte digital, art net y otros, como se ha hecho en ocasiones anteriores, eso es lo interesante, no es una mera crítica (en el sentido de criticar) sino ponerla en cuestión indirectamente, ya que también existen otro tipo de reflexiones que tienen que ver con las imágenes y su representación (fragilidad de la imagen/materialidad pictórica, etc.). Todo este abanico de investigación y crítica, sin duda, hace que esta obra se instale en el campo del arte y su reflexión.
Sobre lo global, lo local y lo político en el arte hoy
El contexto de la obra no tiene relación con algo cultural o socio político local (chileno), sino más bien con algo más universal (facebook), esta obra puede montarse en cualquier punto del planeta (donde conozcan Internet) y tendría el mismo impacto. Está dentro del contexto artístico internacional, y no sólo dentro del punto de vista temático sino también en el de la reflexión artística internacional, como veíamos anteriormente, ya que las reflexiones que operan en esta obra tienen relación con la autorreflexión crítica con respecto a la producción de imágenes, de la representación y el Arte, aquí “el propio arte se convierte en el contenido del arte”[5], citando a Peter Bürger. Los cuestionamientos no están dirigidos hacia lo social o político sino hacia el arte mismo. Aquí opera la autonomía del arte.
Creo que hoy en día resultaría forzoso establecer identidades locales con respecto al arte y su reflexión, sobre todo, si tomamos en cuenta lo anterior (lo de la autonomía del arte). Ahora, si hacemos la diferencia entre “el mundo del arte” y “el Arte”, según James Gardner[6], claramente en “el mundo del arte” se podrían establecer identidades locales por los discursos socio-políticos e ideológicos que se pudieran generar desde cada uno de los actores que intervienen detrás de la obra y el artista, como también de artistas que estén influenciados por estos discursos. Y según el mismo autor, en este sentido el «mundo del arte» sería «todo lo que tiene que ver con el arte exceptuando el arte mismo»[7]. Un claro ejemplo de artistas que en la actualidad están trabajando en reflexiones netamente artísticas, y no enfrascado en situaciones locales, es el mexicano Gabriel Orozco, su obra fluctúa en los cuetionamientos sobre el carácter representativo y presencial de la obra artística, en muchas ocasiones ha señalado que aspira a realizar producciones visuales donde los objetos resultantes tengan características más fenomenológicas que linguísticas[8].
Con respecto a lo político, está claro que toda relación de la obra y artista con el mundo es político, su puesta en escena, su circulación, etc. Sin embargo, creo que no ocurre lo mismo con obras que tengan posturas o relaciones ideológico-políticas, en estos términos el arte dejaría de ser arte.
Creo, que sí se podría hablar de posturas políticas en el arte, por razones lógicas, el hecho de tener una postura ya es política, siempre y cuando esta postura se inscriba dentro de la reflexión artística. También creo, que sería un error decir que se podría tener posturas políticas “desde” el Arte, ya que el “desde” lo sitúa hacia un exterior, hacia lo social, y por ende, cumpliría una función social. En cambio, en el arte las posturas se sitúan siempre al interior (del arte). Esto seguiría siendo así hasta que no se liquide el concepto filosófico-moderno de arte.
[1] Extracto de la entrevista de Carolina Lara a Jorge Cabieses, en Chile Arte Extremo, nuevas tendencias en el cambio de siglo, Revista Virtual, Santiago de Chile, 2006, p. 144.
[2] Extracto de un ensayo de Francisco Bruna sobre la obra Summer Shown, donde desarrolla la justificación teórica de su producción visual.
[3] Jean Baudrillard, La transparencia del mal, Anagrama, Barcelona, 1991; Tomás Maldonado, Lo Real y lo Virtual,Gedisa, Barcelona, 1992.
[4] Jean Baudrillard, Op cit , p 23.
[5] Peter Bürger, “El problema de la autonomía del arte en la sociedad burguesa”, en Teoría de la Vanguardia, península, Barcelona, 1987, p. 103.
[6] James Gardner, ¿cultura o basura?, Acento Editorial, Madrid, 1996.
[7] Ibid, p. 24
[8] Gabriel Orozco, “Conversación con Gabriel Orozco por María Minera”, en Letras Libres, http://www.letraslibres.com/index.php?art=11697, 2006.